Edición bilingüe con prólogo de Pere Gimferrer, traducción de Valèria Gaillard y documentos manuscritos de la autora.
Marceline Desbordes-Valmore (Douai, 1786 París 1859) fue una poeta sin formación, una artista autodidacta que tuvo una vida de fatalidades. A pesar de todo, consiguió hacerse un hueco en la historia de la literatura como una de las grandes poetas del Romanticismo.
Para Rimbaud y Verlaine los versos de esta mujer valiente con una voz poética libre y genuina fueron reveladores; no en vano es la única mujer que aparece en el ensayo Poetas malditos de Paul Verlaine. Sin embargo, Marceline Desbordes-Valmore sigue siendo una gran desconocida. Y por eso publicamos este libro, no queremos que su voz, pura y extraordinaria, caiga en el olvido.
Los poemas de Marceline Desbordes-Valmore inauguran la colección Mitades de una gota (nombre inspirado por el poema de Emilia Pardo Bazán Mitades de una gota de rocío).
Sobre la colección Mitades de una gota:
La colección Mitades de una gota nace con la vocación de rescatar voces poéticas femeninas del pasado que siguen vigentes, tanto por el contenido de sus versos como por los ideales y valores a los que las autoras elegidas fueron fieles a lo largo de sus vidas
La poesía es un intento de aproximación a lo absoluto por medio de los símbolos escribió Juan Ramon Jiménez, por ello cada título de Mitades de una gota ofrecerá una selección de poemas, que irá acompañada de una nota biográfica sobre la autora, un prólogo, y de fotografías y documentos manuscritos de cada una de ellas.
La edición será bilingüe en el caso de que la lengua de las poetas no sea el castellano. De esta manera, cada volumen nos permitirá acercarnos a unas creadoras muy distintas entre si, pero con algunos aspectos en común: todas nuestras poetas fueron valientes, desafiantes, amaron la literatura y utilizaron las palabras y la poesía como un vehículo para sacudir sus respectivas circunstancias.
Desde Somos Libros hemos creado esta colección con una mezcla de ilusión y respeto enormes hacia las poetas que pretendemos recuperar, y también por la poesía, porque creemos en lo que apuntó Aristóteles de que la poesía es más profunda y filosófica que la historia.
Después de los poemas de Marceline Desbordes-Valmore, la colección seguirá con los versos de Concha Méndez, Zinaida Hippius y Antonia Pozzi.
Extracto del prólogo de Pere Gimferrer:
¿A quiénes, pues, debe Marceline Desbordes-Valmore su inesperada integración en la modernidad? Naturalmente, a quienes fundaron la modernidad. Dos nombres vienen a la mente ante todo: Baudelaire y Rimbaud. Baudelaire firma una reseña excelente, en la que reconoce que, tratándose de una poesía que aspira casi a lo contrario de la suya, le es imposible no admirarla. (Tanto en este texto, como en otros que evocaré, coexisten extrañamente con el fervor literario y emocional una misoginia de época, que hace aquí brillante excepción, y un curioso desconocimiento de la poesía escrita por mujeres en otras eras, incluso en Francia).
Pero el mayor espaldarazo a Desbordes-Valmore procede de alguien de trascendencia innovadora mayor aún que la de Baudelaire y casi profética: Rimbaud. Hasta donde soy capaz de saber, nada dejó escrito sobre Desbordes-Valmore, pero hay dos hechos que se complementan: el testimonio personal de Verlaine, según el cual Rimbaud le hizo leer a nuestra autora al llegar a París, y el dato -registrado ya en la clásica biografía de Rimbaud por Enid Starkie- de qué la madredel adolescente Rimbaud estaba suscrita a una publicación que editaba a Desbordes-Valmore, y que sin duda leyó el poeta en su Charleville natal.
Nota biográfica de Marceline Desbordes-Valmore:
Para una mujer de la época de Marceline Desbordes-Valmore (Douai, 1786 - París, 1859) publicar un libro era casi un imposible, sin embargo ella lo consiguió y se granjeó la admiración y el apoyo de Baudelaire, Balzac y Víctor Hugo entre otros. Fue una poeta sin formación, una artista autodidacta (también cantaba e interpretaba) que empujó con tesón una vida trufada de fatalidades: tuvo una infancia difícil y se quedó huérfana de madre en Guadalupe; volvió a Francia con 16 años y empezó a trabajar en teatros, pasó por dos matrimonios atribulados; perdió a dos de sus tres hijos
Y a pesar de todo, consiguió hacerse un hueco en la historia de la literatura como una de las grandes poetas del Romanticismo.
La voz de Marceline Desbordes-Valmore es libre y genuina, y nos habla del amor, sobre todo del romántico y del maternal. Para Rimbaud y Verlaine los versos de esta mujer valiente fueron reveladores, incluso inspiradores. No en vano es la única mujer que aparece en el ensayo Poetas malditos de Paul Verlaine.