Israel existe porque existe el pueblo judío. Y el pueblo judío existeporque existe el Libro. Sobre este razonamiento simple se engarza lahistoria. La sociedad israelí aún no ha decidido si su país es elresultado de una promesa divina o de una votación ajustadísima en laONU, si prefiere decantarse hacia el laicismo indiferente de Tel Avivo hacia el fervor religioso de Jerusalén. Un conflicto existencial que ha devastado a los palestinos y mantiene en permanente inestabilidadla región más delicada del planeta. La Biblia creó hace más de dosmilenios al pueblo judío y, en último término, condujo a la creaciónhace casi ocho décadas del Estado de Israel, fundado para que fuera el hogar nacional de los judíos, hasta entonces condenados a ladiáspora. Pero en la actualidad todavía hay más judíos fuera quedentro de su Estado, y el moderno Israel funciona como una democraciaconfesional de origen teocrático gobernada por una cada vez másnumerosa mayoría conservadora y observante que impide la solución deotro drama, el de Oriente Próximo. Alberto Masegosa ha sido, durantemás de treinta años, corresponsal de la agencia EF