Como para su maestro y amigo Jean Louis Schefer, autor de El hombreordinario del cine, otro libro, como éste, inclasificable yapasionante, ambos más misteriosos que difíciles, más incisivos quenostálgicos, para Pierre Léon el cine no parece dirigirse a nuestroser diurno, sino más bien a un segundo cuerpo que nos habita, que decomún ignoramos, pero que emerge como imantado por algunas películasque nos conocen mejor que nosotros mismos y con las que mantenemos undiálogo apasionado. A partir de Stevenson, a este otro yo se le nombra en esta Historia natural del cine como «¡niño-poeta», un niño sininocencia en el paraíso de un placer secreto alimentado desde lainfancia. De cómo lo han tocado las películas, de cómo ha conversadocon muchas de ellas a lo largo de los años, escribe aquí Pierre Léon,que ¡airea los lugares comunes del cine y de su imposiblehistoriografía para proponer otra cosa inefable a cambio, un sueñorecordado y filtrado por su vida y memorias?entre Moscú y ¡París?, suerudición estética ?musical, pictórica, literaria? y su experiencia de cineasta de excepción. Sus recurrentes ¡visitas a esa nochee