Esta obra defiende una polÃtica de la consolación que permita afrontar de manera colectiva aquello que nuestras sociedades echan en falta y que tanto trabajo les cuesta nombrar. De este modo, la filosofÃa reivindica el poder subversivo del consuelo frente los imperativos de duelo y de resiliencia que proliferan en los discursos polÃticos, económicos y culturales.