El abogado Utterson y su primo Enfield suelen reunirse los domingospara dar un paseo por las calles de Londres. Un domingo, este sedetiene frente a un edificio ruinoso. Según dice, ahí vive un hombrejorobado y retorcido, al que sorprendió una noche pisoteando a unaniña que se había caído al suelo. Aquel despiadado aceptó indemnizar a la familia de la pequeña, pero luego extendió un cheque firmado porel doctor Jekyll. «¿Por qué un médico conocido y respetado como Jekyll apoyaría a ese despreciable individuo llamado Hyde?», se preguntaEnfield. La cuestión resuena como una campana en la cabeza deUtterson: el doctor Jekyll, uno de sus clientes más ricos, ha dejadosus bienes a míster Hyde... en caso de muerte o desaparición.