El éxito que Bayle reconoció a Géraud de Cordemoy (1626-1684) nada tuvo de concesión gratuita. El modelo de explicación de la conducta humana y animal aportado en el Discurso del método logró levantar una verdadera polvareda de debates en la que participó Cordemoy con la obra que ahora publicamos. Acreditado y reconocido cartesiano, su actividad discurrió al margen de las instituciones académicas oficiales y próxima a los círculos y salones que acogían con agrado y sin servidumbres la discusión del pensamiento de Descartes y de las nuevas orientaciones de las ciencias y de la filosofía.
Su profesión de jurista permitió a Cordemoy ocuparse de la filosofía sin estar vinculado a la universidad. Bayle le reconocerá «una conducta bastante fuera de lo común», pues había abandonado al personaje/filósofo para adoptar el del historiador.
Recibió el encargo de educar al delfín, al futuro Luis XIV, puesto desde el que fue promovido a la Academia Francesa en 1673 y a su dirección en 1683. La edición póstuma de su obra hizo gala de estos espacios de su actividad y dio cuenta de su interés por la historia, publicando Observations sur lHistoire dHerodote, De la necessité de lhistoire, Ce quon doit observer en écrivant lHistoire, Maximes tirées de lHistoire.