Entre todos aquellos que pertenecen a las diversas sociedades mágicas del mundo no habrá nadie que no haya aprendido en una u otra ocasión algún juego del Dr. Tarbell. Hay muchos para quienes toda su profesión se basa en lo aprendido en el Curso Tarbell, ese vasto almacén de conocimientos mágicos, esmeradamente ilustrados con gran detalle, con un texto claro, transparente, escrito en un lenguaje tan sencillo que los estudiantes pueden realizar los juegos casi nada más leerlos. El doctor Tarbell tenía dos dones innatos que encajaron a la perfección con la destreza que luego adquirió como mago: dibujaba como un ángel, y escribía con asombrosa claridad.