Un nuevo capítulo del universo artístico de Masoliver, que regresa una vez más a la memoria, no sólo como tema sino como género literario, y nos ofrece un texto arriesgado, sereno e intenso en su belleza y en su obsesión. Un arduo ejercicio narrativo que intenta comprender, con su habitual sentido poético y su humor, la condición humana más cruda: nuestra finitud.