Un haiku surge como el más inesperado de los poemas. Por ello, lo último que el autor esperaba era llegar a cultivar este tipo de poema breve. En palabras suyas extraídas del prólogo, matiza: Y el caso es que, echando la vista atrás, con la visión clarificadora que suele dar la mirada retrospectiva, descubro que el camino hecho y los pasos dados conducen a este silencioso lugar de no escritura: ya he sugerido que los haikus guardan muy escasa relación con lo que por escritura suele entenderse. Si acaso, en sus momentos más logrados, se sitúan en el punto inicial del lenguaje poético, a grandistancia de cualquier pretensión compositiva. Tres versos se anotan, a menudo se confían a la memoria, a veces se olvidan .