«El hecho de que aquellos ojos no mostraran el menor indicio delfulgor que tantas veces había percibido al conocer a alguien, cuandogozaba aún del deslumbranteesplendor de la juventud o de la intrépida gallardía de la madurez,era algo que Casanova había aprendido a aceptar hacía mucho.» Contodo, en El regresode Casanova -publicada por Arthur Schnitzler (1862-1931) en 1917- elcélebre libertino veneciano, ya en el otoño de su existencia,encuentra un estimulante desafío en la figura de la joven, fría einteligente Marcolina. Encabritado por su indiferencia, refractario aaceptar lo impensable, el chevalier de Seingalt arma un ardid que, almismo tiempo que le dará a probar la felicidad, lo embarcará en lajornada en que se verá alejado irremediablemente de la plenitud de lavida.Traducción de RobertoBravo de la Varga