En los años treinta del siglo pasado, decenas de escritoressucumbieron a la tentación marxista o fascista, cayeron arma en mano,a los mandos de un avión o de un balazo en la sien, y a veces sedeslizaron hacia la autodestrucción; sin embargo, ninguna coherenciaideológica unificó a su grupo, sino la ruptura con el mundo de lospadres, la rebelión de los sentidos, la tentación de lo absoluto.