«Tenemos que volver a levantar las barandillas sociales que se handerribado. Los hombres y las mujeres son diferentes, y el sexo tieneun valor especial que deberíamos preservar».La revolución sexual quese inició en Occidente en la segunda mitad del siglo XX supuso unaenorme liberación. Los rígidos códigos morales tradicionales, quesometieron a millones de personas durante generaciones, fuerondesafiados por el feminismo, la exigencia de igualdad entre sexos olos métodos anticonceptivos, e hicieron posible aspirar al goce delerotismo, la autonomía personal y la emancipación de las mujeres.Sinembargo, han pasado muchas décadas y estamos en un mundo distinto. Eneste controvertido ensayo, Louise Perry, una voz cada vez másdestacada del feminismo, argumenta cómo la hipersexualización, elconsumismo a ultranza, la omnipresente pornografía y el todo valeestán tiranizando a las mujeres.Para Perry, el feminismo liberal, quese desentiende de las diferencias biológicas, materiales y de estatus, ha sido decisivo en el «desencantamiento» del sexo, entregándolo alservicio y mímesis de la lujuria masculina. En una culturault