Como dise¤adores, durante siglos hemos intentado ?humanizar el espacio de la naturaleza?, geometrizando a esta por la fuerza: hemos cortado, cepillado y desbastado todo lo natural, para encasillar nuestras obras en banales estructuras de vigas y columnas ortogonales.A comienzos del siglo XXI, es tiempo de dejar las ef¡meras discusiones del pasado, y concentrar nuestras energ¡as en el futuro. Nos encontramos en los albores de una nueva [R]evoluci¢n, un quiebre, un cambio de concavidad de la curva, donde el papel de lo digital y de lo biol¢gico es predominante. Los nuevos dise¤os deben despojarse de esa mirada nost lgica hacia el ayer, para adaptarse al devenir. Nuestra supervivencia como especie depende de ello. En este sentido, abogamos por, a travs de la tecnolog¡a, redescubrir los complejos teoremas de la vida, buscando emular la naturaleza de un modo superador, crear del mismo modo en que esta lo hace. Como dise¤adores, debemos establecer una nueva esttica, expresivamente superior, que explorar nuevos campos del conocimiento, y fragmentar por fin a la caja decimon¢nica, fractalizandola, diluyndola ba