Se llama Remedios. Durante mucho tiempo fue, simplemente, una anciana más: tenía un rostro apacible, lleno de arrugas, y una tierna sonrisa. Hasta el día que vieron cómo se acercaba a una niña, le daba un beso… ¡y la succionaba hasta hacerla desap
Este sitio web utiliza cookies, tanto propias como de terceros, para mejorar su experiencia de navegación. Si continúa navegando, consideramos que acepta su uso. Más información